9 - Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria

April 17, 2018 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Esta edición conmemora el 35 Aniversario de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria y es el homenaje que la UANL y un grupo de escritores de lengua española hace a Alfonso Reyes en su faceta de traductor y en el centenario de la escritura de Visión de Anáhuac. A la vez celebramos el centenario de la primera publicación del poema “The Love Song of J. Alfred Prufrock”, de T. S. Eliot.

Plegaria

Plegaria

Salvatore Quasimodo Traducción de Antonio Colinas Selección y prólogo de Minerva Margarita Villarreal

Jesús Ancer Rodríguez Rector Rogelio G. Garza Rivera Secretario General Juan Manuel Alcocer González Secretario Académico Minerva Margarita Villarreal Directora de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria

la literatura entre los estudiantes de nivel medio y superior, por lo que no tiene carácter lucrativo. Edición: Rodrigo Alvarado, Nancy Cárdenas, Diana Garza Islas, Carlos Lejaim Gómez y Martha Ramos Diseño de la colección: Marta Hoyos González Luna Portada: Carlos Palomo, composición a partir de la obra Argos, de Marco Arce Las portadas de los libros que integran la colección El oro de los tigres V están ilustradas con obra del artista Marco Arce. Primera edición, 2015 © D.R. Universidad Autónoma de Nuevo León © D.R. Arnoldo Mondadori Editore © D.R. Antonio Colinas por la traducción © D.R. Minerva Margarita Villarreal por la selección y el prólogo © D.R. Marco Arce, por la ilustración de la portada ISBN-978-607-27-0419-0

Y DE PRONTO AMANECE Una plegaria es el eco del corazón humano llamando al amor de Dios. Janice T. Connell

Por la poesía de Salvatore Quasimodo circula la plegaria. Los versos parecen potenciar en secreto la fuerza de rezos que acercan a la divinidad no sólo cristiana, sino a los dioses previos; voluptuosa Afrodita y Dionisos sediento siguen probando su poder en una convivencia que no Una religiosidad minuciosa, preocupada por los detalles y los rincones oscuros, va más allá del dogma y pasa de Así nos participa Quasimodo un paisaje en plena transmutación. Es noche pero se enciende la luz en las aceras, hay oscuridad y sin embargo esta palabra alumbra, es sinónimo de lámpara, de claridad y calidez. El paisaje siempre es atravesado por la presencia humana: mujeres amadas, mendigos, soldados muertos, prostitutas, locos, borrachos y hasta los moribundos de Auschwitz tienen aquí un voto de verdad, de carne y hueso, de neorrealismo lírico. Como alguna vez escribiera María Zambrano para referirse a Cernuda, Quasimodo pertenece a los poetas oscura y recóndita de esa válvula oculta.

La particularidad del siciliano es su inclinación no tanto hacia el amor como materia erótica, sino en cuanto fe y padecimiento, acto compasivo y participativo. Lo prodigioso en este libro que hemos titulado Plegaria, en honor a uno de sus más personales poemas, es que nuestro traductor es un poeta emparentado con la misma línea: Antonio Colinas, una de las voces más altas de la poesía española ritmo que renueva en la repetición las razones invisibles contornos rígidos o palabras forzadas para ofrecernos el poema mismo, con su respiración y sus silencios y, sobre todo, lo más complejo, con su inquietud vibrante que nos cerca. Así “Y de pronto anochece” es un poema que enciende alumbrando el crepúsculo del oscuro siglo XX en nuestra propia lengua, es decir, en nuestro más hondo sentir, puesto que no sólo nos cala la brevedad de la vida sino la inutilidad de la soberbia. La civilización del átomo se halla en su apogeo, por eso este libro se desplaza en la oración, la cultiva y la eleva, y su humanismo denuncia la de mi tiempo”, porque en nuestra era la ecuación razona El prójimo es el espejo del poeta, con quien confronta su lesa humanidad, ante quien se desvanece su máscara inmortal.

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del amor divino. Quasimodo es un poeta que trasciende por el carácter crudo del trato que establece con los objetos y sujetos cantados. Como en todo poeta verdadero, es la libertad la que hace estragos contra toda imposición: “En Quasimodo hay una intensa fusión entre el ser herido por la realidad social y los avatares de su tiempo y el transmutador de la palabra que rescata de continuo el tiempo perdido de la infancia y que no cesa de ensoñarlo para metamorfosear su agrio presente. Es, por tanto, la

medida del gran poeta que se dio en aquel hombre llegado del sur”. Esta cita del ensayo “Salvatore Quasimodo: Intensidad y lucidez de la palabra plena”, prólogo de la poesía completa que tradujo el propio Colinas, resume la XX. Como aseguraba Octavio Paz, es en los versos de un poeta

con sus muchos rostros y todos braman un sufrimiento que puesto a la luz, conmociona por su monstruosidad, como los Caprichos de Goya. tiguos griegos que ponderan, estudian y gozan virtudes

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y defectos del ser humano, donde proyecta la niñez de su

Quasimodo abreva en las corrientes de la Grecia clásica como si en ese allá y entonces se concentraran los verdaderos episodios de su infancia, de la vida misma, como si la memoria activara sus potenciales sueños para hacerse crudeza de la verdad que vuelve crudos, a su vez, al amor y a la vida. Minerva Margarita Villarreal

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Plegaria

La preghiera

Diventa buono, se vuoi ascoltare la mia voce, e bacia la soglia della tua casa. Porta due lampade, calde come il petto delle rondini, e, verso sera, quando il tuo viso avrà la penombra del cielo apri il cancello di vetro del mio rifugio azzurro, e, in silenzio, accostati a me. Ti dirò dei miei sogni lasciati sopra gli scalini, dietro le porte chiuse e sconosciute, dei sogni sbocciati in poveri giardini, senza canti, in mezzo a le cicute. Poi, taci e ritorna: la musica che dorme sotto le mimose si veglierà per te, che hai baciato la soglia della tua casa.

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La plegaria

S y besa el umbral de tu casa. Lleva dos lámparas, cálidas como el pecho de las golondrinas, y, hacia la noche, cuando tu rostro tenga la penumbra del cielo, abre la cancela de cristal de mi refugio azul y, en silencio, arrímate a mí.

los escalones, detrás de las puertas cerradas y desconocidas, de los sueños brotados de los jardines pobres, sin cantos, en medio de las cicutas. Luego, calla y regresa: la música que duerme bajo las mimosas se despertará para ti, que has besado el umbral de tu casa.

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L’elegia dello sperduto

O Nazareno, ti seguirò pregando col Giordano accanto per compagno.

suo cammino, io risponderò, come baciando le parole che sanno d’addii improvvisi e di case abbandonate. Sarò l’errante nella notte accesa, con l’occhio impietrato a la più viva de le sette stelle, l’amante sconosciuto dell’attesa aggrappato al marmo de le sue mammelle.

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La elegía del extraviado

O con el Jordán al lado por compañero. El río dirá las alabanzas aprendidas a lo largo del camino, que saben de improvisados adioses y de casas abandonadas.

siete estrellas, el amante desconocido de la espera aferrado al mármol de sus senos.

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Eliosismo

L’anima intatta, nel vaporoso grembiule di batista, con gesto sacro, sparge la semente. Bisogna amarla con occhio di purezza, e il sole le brucia la seta dei capelli: e il sole suo Signore.

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Heliosis

El alma intacta, en el vaporoso regazo de batista, con gesto sacro, derrama la semilla. Necesario es amarla con ojo de pureza, cuando sus pies desnudos rozan la tierra y el sol le quema la seda de los cabellos: que la tierra es su templo, y el sol su Señor.

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La lussuria

I

Venisti con passi di sogno nel giardino dove coloravo i miei pallidi poemi ne l’ore taciturne del mattino.

le mie mani non osarono toccarti. II La strada t’aveva dato il passo zingaresco, l’occhio, vivo come i cieli de l’agosto; il sole, un tono acceso di moresco sul marmo de la carne: un po’ scomposto. Ma tu sognasti il tempio di corallo, ebbro d’avvinazzati, ne la luce azzurra che torceva le colonne di cristallo, le coppe d’agata rotte ne la suburra al tuo nome divino: lussuria!

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La lujuria

I

Viniste con paso de sueño por el jardín en el que daba forma a mis pálidos poemas en las horas taciturnas de la mañana.

mis manos no osaron tocarte. II La carretera te había dado el paso de zíngara, el ojo vivo como el cielo de agosto; el sol, un tono de moreno encendido sobre el mármol de la carne: un poco descompuesto. Pero tú soñaste el templo de coral, ebrio de borrachera, en la luz azul que retorcía las columnas de cristal, las copas de ágata quebradas en el lupanar ante tu nombre divino: ¡lujuria!

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III Ti pregai come un bimbo, stanco di giocare col medesimo gingillo: chiudimi nel sonno! E mi bruciasti gli occhi col fuoco dei capezzoli. Ti chiesi acqua per le mie labbra bianche, e per le mani che sentivo, ora, lorde al tuo contatto. Sul limitare del crepuscolo, mi piegasti i ginocchi dinanzi a pozze torbide di sangue. Ma quando, una notte, ti dissi, a mezza voce, col tremito dei malati d’amore: non aprire al sole le porte, ne la luce non ti sento mia; nel giardino del silenzio trasvolava appena al chiaro della fontana una falena: era il mio sogno buono di rinunzia.

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III

de jugar con el mismo juguete:

Y me quemaste los ojos con el fuego de tus pezones. Te pedí agua para mis labios blancos, y para las manos que ahora sentía pesadas a tu contacto. En el límite del crepúsculo, me doblaste las rodillas ante turbios charcos de sangre. Pero cuando, una noche, te dije, a media voz, con el temblor de los enfermos de amor: no abras al sol las puertas, en la luz no te siento mía; en el jardín del silencio con rapidez sobrevolaba apenas, en la claridad de la fuente, una mariposa nocturna: era el buen sueño mío de renuncia.

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Il tuo corpo s’era incenerito di piacere, e ti credesti l’eletta, la meravigliosa amante del solitario errante. Non venne il sole; e in ciò tu fosti amore, solo per questo: avevi creduto alle mie parole. IV Io non amavo te: baciavo la notte; che si senta, solo, per il suo profumo. Poi, non eri che l’ombra d’una mammola ne l’ombra d’un cipresso: nulla!

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Tu cuerpo se había tornado ceniciento de placer, y te creíste la elegida, la amante maravillosa del solitario errabundo. No vino el sol; y, en ello, tú, amor fuiste sólo por esto: habías creído en mis palabras. IV Yo no te amaba a ti: besaba la noche; que se siente, sólo, por su perfume.

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Il rogo

I

C’ l’ombra delle certose e il mistico Francesco, le glicinie de l’aurora che sfarfallano ne la lontananza, la lampada fumosa accanto al desco, le stellucce rosse che volano d’inverno dal camino, ne le sere quando il cielo, pare, sino a noi si curvi per offrirci tutta la sua luce, la neve d’oro che scivola dagli alberi, a mezzo ottobre, su le zolle mozze dalle prime piogge autunnali; e tutti cantano la donna a modo loro con gli occhi azzurri e con le trecce d’oro. Ma io sono un povero poeta, e modello in silenzio le mie creature e le bacio, o tutte mie più delle mie donne,

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La hoguera

I

H la sombra de las cartujas y el místico Francisco, las glicinas de la aurora que se deshojan en la lejanía, la lámpara humeante al lado de la mesa, las estrellitas rojizas que, en invierno, saltan de la chimenea, en las noches, cuando parece que el cielo se inclina sobre nosotros para ofrecernos toda su luz, las antorchas que el sol enciende en los charcos, la nieve de oro que resbala desde los árboles, a mediados de octubre, sobre las aplastadas glebas, con las primeras lluvias otoñales; y todos cantan a la mujer, a su manera, las de los ojos azules y de las trenzas doradas. Pero yo soy un pobre poeta, y en silencio modelo mis criaturas y las beso, más mías incluso que mis mujeres,

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come bacia la creta lo scultore dopo averla torturata con le mani nervose e brancolanti. II Tu sei la cariatide che sostiene il mio sogno, tu che sei fragile più del marmo delle nuvole serali, fragile, quasi come le alucce d’una farfalla uccisa, tu che bruci come i fuochi accesi su la landa ne le notti sacre di San Bartolomeo. La tua voce raccolgo, come l’assetato raccoglie l’acqua ne la coppa rosa delle mani, nòmade notturno, al primo stagno colorato dai chiarori antelucani.

del color della luce mattutina; a primavera il sole ad ogni volar d’uccelli a raggio a raggio ti formò i capelli e la notte l’immerse nei suoi laghi d’ombra.

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como besa el barro el escultor nerviosas y vacilantes. II Tú eres la cariátide que sostiene mi sueño, tú que eres más frágil que el mármol de las nubes de la anochecida, casi tan frágil como las alas de una mariposa muerta, tú que ardes como los fuegos encendidos sobre la estepa

Recojo tu voz, como el sediento recoge el agua en la rosada copa de sus manos, nómada nocturno, del primer estanque teñido por las claridades de la madrugada. Tu nombre es un ala de paloma del color de la luz matutina; en primavera, el sol en el que vuelan los pájaros, rayo a rayo, te formó los cabellos y la noche los sumergió en sus lagos de sombra.

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III Un anemone, rosso come una scintilla, colsi nel sogno, forse in un giardino nel quale tremolava la macchia azzurra

Un cirro di merletti e di vainiglia a la porta una rosea conchiglia sochiusa appena a l’ora dei colori, e su, in alto, bianche le torri, come l’orchidee.

e gli uccelli ti stavano d’accanto.

e, in silenzio, rimasti senza sole cercheremo la strada sotto il cielo tutto a nastri e frastagli di stagnole

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III

recogí en el sueño, acaso en un jardín en el cual tremolaba la mancha azul

Un cirro de vainilla y encajes parecía el alcázar: en las ventanas, hojas de nenúfares, en la puerta, una rosada concha apenas entreabierta en la hora de los colores, y arriba, en lo alto, las torres blancas, como orquídeas.

y los pájaros se posaban a tu lado. Dame la mano, que es como un jazmín, y, en silencio, ya sin sol, buscaremos el camino bajo el cielo todo de cintas y de recortes de estaño,

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IV Quando la luce, sul raso del crepuscolo, ricamerà la stella della sera, con l’anemone, il nostro fuoco buono, accenderemo il sandalo del rogo che sta sul limitare del bosco d’incantesimi. E così; come un innesto: col tuo cuore dentro del mio cuore, formeremo un piccolo giardino: che li riapra con il suo calore. Ne la notte trine di luce lunare ci svolazzeranno d’intorno tinte sbiadite d’oltremare: col tuo cuore dentro del mio cuore, piangeremo come piangono gli agnelli accasciati l’un l’altro ebbri di tempesta con gli occhi buoni che cercano i fratelli per lacrimare e confortarsi insieme.

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IV Cuando la luz, sobre el raso del crepúsculo, borde la estrella de la noche encenderemos el sándalo de la hoguera que se halla en el límite de los encantamientos. Y así, como un injerto, con tu corazón dentro de mi corazón, formaremos un pequeño jardín que los vuelva a abrir con su calor. En la noche adornada con luz lunar revolotearán a nuestro alrededor pálidos tintes de ultramar: con tu corazón dentro de mi corazón, lloraremos como lloran los corderos entristecidos, uno al lado del otro, ebrios de tormenta, con sus bondadosos ojos que buscan a sus hermanos para llorar y consolarse juntos.

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Poi, quando il gallo canterà a l’ultime stelle moribonde e piangeranno i bimbi per il latte e, su le gronde, le cincie per la mamma che parte, e il nostro sogno sarà cenere morta, chi verrà a bussare a la porta del nostro rifugio abbandonato?

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Luego, cuando el gallo cante a las últimas estrellas moribundas y lloren los niños hambrientos y, en los aleros, las crías de los pájaros por la madre que parte, y cuando nuestro sueño sea ceniza muerta, de nuestro abandonado refugio?

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Le timide madonne

Vero che il poeta ami coprire di violette le nudità più impure; che l’etera melanconica diventi nel suo canto la donna che cercò lungo la strada quando bruciavano le primule sul prato, l’incanto lilla d’un lago addormentato. Ma, le cose più brutte, non solo nel sogno del poeta diventano leggiadre come stelle: le timide madonne che adorate, furono, forse, fra tutte le modelle le baccanti più ebbre e sdolcinate.

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Las tímidas vírgenes

Cierto es que el poeta ama cubrir de violetas las desnudeces más impuras; la mujer que buscó a lo largo del camino, cuando las prímulas quemaban en los prados el encanto lila de un lago adormecido. Pero, las cosas más feas, no sólo se vuelven encantadoras, como las estrellas, en el sueño del poeta: las tímidas Vírgenes que adoráis, fueron, quizá, entre todas las modelos, las bacantes más ebrias y zalameras.

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Il viticcio

Cuore armonioso, che togli al mistero notturno baleni di lampade d’oro, ho visto il viticcio,

Non tu, ma l’esile spira di verde

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El zarcillo

C nocturno relámpagos de lámparas de oro, he visto cómo el zarcillo, en la punta del lúpulo, alcanzaba un tronco cercano. No tú, sino la delicada espiral de verdor, conoce la escala del cielo; y es ciega.

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La fonte

Bianca la fonte che in brevi volute si slarga ne l’acqua che blanda riluce. Tu, uomo, che segui la strada nel sole, arrivi e ti perdi nell’ombra più chiusa.

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La fuente

Blanca la fuente que, en breves volutas se ensancha en el agua que suave reluce. Tú, hombre, que sigues el camino del sol, llegas y te pierdes en la sombra más cerrada.

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Vestire Gesù

Tutte le sere, quando gli ubriachi come stracci invetriti dalla pioggia, pare s’appendano ai muri e ragionano di cose molto gravi, un colpo di tosse, rotto, come qualcosa che gli altri non amino d’udire, gela nel vicolo. Non ti conosco, piccolo fanciullo; ma su tutte le strade t’ho incontrato, e pure tu l’hai visto, e hai pianto pensandoti sua madre, pallida mercenaria, camminatrice di dolore. E hai pregato con me che dolce fosse la notte come una casa al sole: annuvoli del pesco i nudi rami, dammi un poco d’azzurro per la veste d’un bambino, e due stelle per ricami.

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Vestir a Jesús

Todas las tardes, cuando los borrachos, como harapos helados por la lluvia, parece que se cuelguen de los muros y razonen de cosas muy graves, un golpe de tos, roto, como algo que los demás no gustan de oír, nos hiela en el callejón. No te conozco, pequeño muchacho; pero en todos los caminos te he encontrado, pensándote su madre, pálida mercenaria, caminante del dolor. Y has rogado conmigo que fuese dulce la noche como una casa al sol: nublas las desnudas ramas del melocotonero, dame un poco de azul para la ropa de un niño, y dos estrellas para bordarlas.

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Èremi

Strade di lumache e di pungoli d’agàve; hanno l’ombre e ferme come schiave, di felci e di muschi dalle vizze spore; come serenatrice, eremi montani, mi date in sintesi la morte: l’oggi impietrato senza alcun domani col sogno suo a radiche contorte.

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Yermos

Caminos con caracoles y aguijones de las pitas; con cipreses que, espesos, en las acequias producen sombras e inmutables como esclavas, con helechos y musgos de marchitas esporas; como aquella que serena, yermos de la montaña,

con un sueño de raíces retorcidas.

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Camminare

T o curva nel taglio come scimitarra salga tra i lauri la luna, insonne camminante, dove chiudere gli occhi e posare.

di piccole cose, di sogni;… ch’io ti guardi nel viso, che non fosse lo specchio del mio, ch’io ti scruti in profondo se mi passi vicino, fratello: me stesso.

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Caminar

T o curvada en su hoja como cimitarra ascienda la luna de entre los laureles, insomne caminante, no encuentras ni tierra, ni templo donde cerrar los ojos y reposar. En ti no hay vergüenza alguna, aunque hables con tu prójimo de pequeñas cosas, de sueños…; que yo te mire a la cara y que no sea el espejo de la mía, que yo te pregunte hondamente si pasas a mi lado, hermano: yo mismo.

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Adolescenza

Ore notturne accese come primule, quando i treni, davanti la mia casa, rotolavano vortici di tenebra e di lampade,

Avvampavano musaici di stelle su la brughiera di stoppie e di saggine; e grilli e rane; gli uni per richiamo, l’altre per beffa, a gargarismi, scandivano strofette anacreontiche. Femine ignude ch’offrivano narcotici su giacigli di petali carnosi; fauni, sirene, connubi interminabili d’uomini e di dei, vesti rosse di mosto, vergini leggere come veli di danza passavano in tumulto. Ma d’improvviso il zirlio del luminello, accostava paure al batter delle vene, e l’ombra del Santo, acuta, in altalena, ritardava il miracolo dell’alba.

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Adolescencia

Nocturnas horas encendidas como prímulas, cuando los trenes, delante de mi casa, rodaban en remolinos de tiniebla y de lámparas,

Se encendían mosaicos de estrellas sobre el matorral de rastrojos y retamas; y grillos y ranas; los unos, como queja, los otros como burla, desentonados, medían estrofas anacreónticas. Mujeres desnudas ofrecían narcóticos faunos, sirenas, uniones interminables de hombres y de dioses, ropajes carmesíes por el mosto, vírgenes ligeras como velos de danza pasaban en tropel. Mas, de repente, el temblor de la candileja traía miedos al latir de las venas, y la sombra del Santo, penetrante, oscilante, retrasaba el milagro del alba.

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Ed è subito sera

Ognuno sta solo sul cuor della terra

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Y de pronto anochece

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra traspasado por un rayo de sol: y de pronto anochece.

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Angeli

Perduta ogni dolcezza in te di vita, il sogno esalti; ignota riva incontro ti venga avanti giorno a cui tranquille acque muovono appena folte d’angeli di verdi alberi in cerchio.

nel tempo che parve eterna, riso di giovinezza, dolore, dove occulto cercasti il nascere del giorno e della notte.

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Ángeles

Perdida toda dulzura en ti de vida, a ti antes de que amanezca el día en el que aguas tranquilas apenas mueven muchedumbre de ángeles, de verdes árboles en círculo.

que eterna pareció en el tiempo, risa juvenil, dolor, donde oculto buscaste el nacer del día y de la noche.

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I morti

Mi parve s’aprissero voci, che labbra cercassero acque, che mani s’alzassero a cieli. Che cieli! Più bianchi dei morti che sempre mi destano piano; i piedi hanno scalzi, non vanno lontano. Gazzelle alle fonti bevevano, vento a frugare ginepri e rami ad alzare le stelle?

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Los muertos

Me pareció como si se abrieran voces, como si labios buscasen aguas, como si se alzaran manos a los cielos.

que siempre me despiertan despacio; llevan los pies descalzos, no llegan muy lejos. ¿Bebían las gacelas en las fuentes, el viento revolvía los enebros, y alzaban las ramas las estrellas?

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Vicolo

Mi richiama talvolta la tua voce, e non so che cieli ed acque mi si svegliano dentro: una rete di sole che si smaglia sui tuoi muri ch’erano a sera un dondolìo di lampade dalle botteghe tarde piene di vento e di tristezza. Altro tempo: un telaio batteva nel cortile e s’udiva la notte un pianto di cuccioli e bambini. Vicolo: una croce di case che si chiamano piano, di restare sole nel buio.

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Callejón

A veces vuelve a llamarme tu voz, despiertan en mi interior: una red de sol que se desteje sobre tus muros, que eran al atardecer de las tiendas vespertinas llenas de viento y de tristeza. Otro tiempo: sonaba un telar en el patio y se oía de noche un llanto de cachorros y niños. Callejón: una cruz de casas que en voz baja se llaman, y no saben que es por miedo a quedarse solas en lo oscuro.

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Rifugio d’ucelli notturni

I sta intento ed ascolta l’abisso col fusto piegato a balestra. Rifugio d’uccelli notturni, nell’ora più alta risuona d’un battere d’ali veloce. Ha pure un suo nido il mio cuore sospeso nel buio, una voce; sta pure in ascolto, la notte.

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Refugio de aves nocturnas

Arriba hay un pino torcido; atento está y escucha el abismo con el tronco doblado como ballesta. Refugio de nocturnas aves en la hora más alta resuena con un batir de alas veloces.

colgado en lo oscuro, una voz;

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Òboe sommerso

Avara pena, tarda il tuo dono in questa mia ora di sospirati abbandoni. Un òboe gelido risillaba gioia di foglie perenni, non mie, e smemora; in me si fa sera: l’acqua tramonta sulle mie mani erbose.

labili: il cuore trasmigra ed io son gerbido, e i giorni una maceria.

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Oboe sumergido

Avara pena, tarda tu don en esta hora mía de suspirados abandonos.

alegría de hojas perennes, no mías, y olvida; anochece en mí: se escurre el agua en mis manos herbosas. Alas oscilan en bronco cielo, perecederas: el corazón transmigra y yo me siento yermo, y escombros son los días.

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Parola

Tu ridi che per sillabe mi scarno e curvo cieli e colli, azzurra siepe a me d’intorno, e stormir d’olmi e voci d’acque trepide; che giovinezza inganno con nuvole e colori che la luce sprofonda. Ti so. In te tutta smarrita alza bellezza i seni, s’incava ai lombi e in soave moto s’allarga per il pube timoroso, e ridiscende in armonia di forme ai piedi belli con dieci conchiglie. Ma se ti prendo, ecco: parola tu pure mi sei e tristezza.

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Palabra

Tú ríes porque adelgazo sílaba tras sílaba y curvo cielos, cerros, seto azul que me cerca, y susurros de olmos y voces de aguas medrosas; que a la juventud engaño con nubes y colores que ahonda la luz.

alza sus senos la belleza, se ahueca en el dorso y con suave impulso se dilata en el pubis temeroso, y desciende en armonía de formas a los pies bellos con diez conchas. Mas he aquí que si te tomo, para mí te conviertes en palabra, en tristeza.

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Fatta buio ed altezza

Tu vieni nella mia voce: e vedo il lume quieto scendere in ombra a raggi e farti nuvola d’astri intorno al capo. E me sospeso a stupirmi degli angeli, dei morti, dell’aria accesa in arco. Non mia; ma entro lo spazio riemersa, in me tremi fatta buio ed altezza.

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Hecha de oscuridad y elevación

Tú vienes en mi voz: y veo cómo la lámpara inmóvil desciende en la sombra con sus rayos y conforma una nube de astros en torno a tu cabeza. Y me asombro, estupefacto de los ángeles, de los muertos, del aire en un arco encendido. Mía no eres; pero entro en el espacio, resurges, en mí tiemblas hecha de oscuridad y elevación.

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Ti trovo nei felici approdi, della notte consorte, ora dissepolta quasi tepore d’una nuova gioia, grazia amara del viver senza foce. Vergini strade oscillano

E ancora sono il prodigo che ascolta dal silenzio il suo nome quando chiamano i morti.

uno spazio nel cuore.

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Con el frescor de ríos soñadores

Te encuentro en los felices embarcaderos, consorte de la noche, ahora desenterrada, tibieza casi de una nueva alegría, amarga gracia de vivir sin estuario. Fluctúan vírgenes caminos con un frescor de ríos soñadores: Y soy aún el pródigo que escucha desde el silencio su nombre, cuando llaman los muertos. Y es la muerte un espacio en el corazón.

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Al tuo lume naufrago

Nasco al tuo lume naufrago, sera d’acque limpide. Di serene foglie arde l’aria consolata. Sradicato dai vivi, cuore provvisorio, sono limite vano. Il tuo dono tremendo di parole, Signore, sconto assiduamente. Destami dai morti: ognuno ha preso la sua terra e la sua donna. Tu m’hai guardato dentro nell’oscurità delle viscere: nessuno ha la mia disperazione nel suo cuore.

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Bajo tu luz náufrago

Náufrago nazco bajo tu luz noche de aguas límpidas. De templadas hojas arde el aire aliviado. Desarraigado de los vivos, precario corazón, soy límite vano. Tu tremendo don de palabras, Señor, asiduamente pago.

cada uno ha escogido su tierra y su mujer. Dentro de mí has mirado, en la oscuridad de las entrañas: nadie tiene mi desesperación en su corazón.

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Sono un uomo solo, un solo inferno.

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Soy un hombre solo,

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Piazza Fontana

Non a me più il vento fra i capelli inclina il capo docile ai fanciulli sulla piazza, agli alberi rossi in curva. Con umana dolcezza autunno mi consuma. E questa furia d’ultimi uccelli estivi sulle mura della Curia ha il grigio dei portali, dura nell’aria e dentro il mio quieto stormire. Risento il monotono ridere senile dei migranti acquatici, lo scroscio improvviso di colombe che divise la sera e a noi il saluto a riva di Hautecombe. Esatto quel tempo s’umilia nei simboli, e anche questo, vivo alla sua morte. Se ne va il mio dominio da te; rapido muta: così contro il vento nero

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Plaza Fontana

No más conmigo el viento que entre los cabellos se demora amoroso, y sin ilusión la frente: inclina la dócil cabeza a los niños en la plaza, y a los rojos árboles arqueados. Con humana dulzura me consume el otoño. Y esta furia de los últimos pájaros de estío en los muros de la Curia, grisácea es como los pórticos, perdura en el aire y en mi apacible susurro. Vuelvo a oír el chillido monótono y antiguo de las aves acuáticas que emigran, el inesperado aleteo de las palomas que divide la noche y nos muestra el saludo a orillas de Hautecombe. Aquel tiempo preciso en símbolos se humilla,

Pierdo mi dominio sobre ti; rápido cambia: así, contra el negro viento

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in pioggia leggera.

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de las ventanas, el agua de la fuente como lluvia ligera.

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Dalla rocca di Bergamo Alta

Hai udito il grido del gallo nell’aria di là dalle murate, oltre le torri gelide d’una luce che ignoravi, grido fulmineo di vita, e stormire di voci dentro le celle, e il richiamo d’uccello della ronda avanti l’alba. E non hai detto parole per te: eri nel cerchio ormai di breve raggio: e tacquero l’antilope e l’airone talismani d’un mondo appena nato. E passava la luna di febbraio aperta sulla terra, ma a te forma nella memoria, accesa al suo silenzio. Anche tu fra i cipressi della Rocca ora vai senza rumore; e qui l’ira si quieta al verde dei giovani morti

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Desde la fortaleza de Bergamo Alta

Has oído el canto del gallo en el aire más allá de las murallas, del otro lado de las torres heladas por una luz que desconocías, fulmíneo canto de vida, y murmullos de voces en las celdas, y el reclamo del pájaro de ronda antes del alba. Y no has pronunciado palabras para ti: estabas en el círculo de corto radio ya: y callaron la garza y el antílope

Y pasaba la luna de febrero libre sobre la tierra, forma de tu memoria encendida en su silencio. caminas en silencio; y aquí la ira se apacigua ante el verdor de los jóvenes muertos, y casi es un gozo la lejana piedad.

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S’ode ancora il mare

Già da più notti s’ode ancora il mare, lieve, su e giù, lungo le sabbie lisce. Eco d’una voce chiusa nella mente che risale dal tempo; ed anche questo lamento assiduo di gabbiani: forse d’uccelli delle torri, che l’aprile sospinge verso la pianura. Già m’eri vicina tu con quella voce; ed io vorrei che pure a te venisse, ora, di me un’eco di memoria, come quel buio murmure di mare.

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Aún se oye la mar

Hace ya varias noches que aún se oye la mar, leve, de aquí para allá, a lo largo de las lisas arenas. Eco de una voz encerrada en la mente asiduo lamento de las gaviotas: acaso de los pájaros de la torre, que abril impulsa hacia el llano. En otro tiempo, con esa voz estabas a mi lado; ahora, un eco de mi memoria, como el murmullo oscuro de la mar.

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Uomo del mio tempo

S uomo del mio tempo. Eri nella carlinga, con le ali maligne, le meridiane di morte, alle ruote di tortura. T’ho visto: eri tu, con la tua scienza esatta persuasa allo sterminio, senza amore, senza Cristo. Hai ucciso ancora, come sempre, come uccisero i padri, come uccisero gli animali che ti videro per la prima volta. E questo sangue odora come nel giorno quando il fratello disse all’altro fratello: “Andiamo ai campi”. E quell’eco fredda, tenace,

salite dalla terra, dimenticate i padri: le loro tombe affondano nella cenere, gli uccelli neri, il vento, coprono il loro cuore.

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Hombre de mi tiempo

Hombre de mi tiempo, eres aún aquel de la piedra y la honda. Estabas en la carlinga con las alas malignas, los cuadrantes de muerte en las ruedas de tortura. Te vi: eras tú, sin amor, sin Cristo. Has matado de nuevo, como siempre, como tus padres mataron, como mataron los animales que te vieron por vez primera. Y huele esta sangre como la de aquel día en que el hermano dijo a otro hermano: “Vamos al campo”. Y aquel eco frío, tenaz, llegó a ti, y llegó a tu jornada. Olvidad, oh hijos, las nubes de sangre que ascienden de la tierra, olvidad a los padres: sus tumbas se hunden en el cenizal, los pájaros negros, el viento, cubren sus corazones.

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Dialogo

“At cantu commotae Erebi de sedibus imis umbrae ibant tenues simulacraque luce carentum.” Siamo sporchi di guerra e Orfeo brulica e tu sei morta. L’inverno, quel peso di ghiaccio l’acqua l’aria di tempesta furono con te, e il tuono di eco in eco nelle tue notti di terra. E ora so che ti dovevo più forte consenso, altri già affondavano nel fango, avevano le mani, gli occhi disfatti, urlavano misericordia e amore. perdonami, dunque. Ora grido anch’io il tuo nome in quest’ora meridiana pigra d’ali, di corde di cicale tese dentro le scorze dei cipressi. c’era un varco segnato dai poeti presso fonti che fumano da frane

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Diálogo

At cantu commotae Erebi de sedibus imis umbrae ibant tenues simulacraque luce carentum.* Estamos sucios de guerra y Orfeo bulle de insectos, comido por los piojos, y tú estás muerta. El invierno, aquel peso de hielo, el agua, el aire tormentoso se fueron contigo, y el trueno retumbando que te debía un acuerdo más hondo, pero nuestro tiempo ha sido de furia y de sangre: otros ya se hundían en el fango, tenían las manos y los ojos deshechos, con aullidos pedían misericordia y amor.

tu nombre en esta luz meridiana, perezosa de alas, de cuerdas de cigarras vibrando dentro de las cortezas de los cipreses. Ya no sabemos dónde está tu orilla; había un paso señalado por los poetas cerca de fuentes que humean en las barranqueras * Mas conmovidas por el canto, acudían desde la profunda / morada del Erebo las sombras tenues y los espectros de los que carecían de luz. (Virgilio, Geórgicas, libro IV, vv. 471-472). [N. del T.]

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sull’altipiano. Ma in quel luogo io vidi da ragazzo arbusti di bacche viola cani da gregge e uccelli d’aria cupa e cavalli, misteriosi animali che vanno dietro l’uomo a testa alta. I vivi hanno perduto per sempre la strada dei morti e stanno in disparte.

di quello che divide la tua riva. “Ombre venivano leggere.” E qui l’Olona scorre tranquillo, non albero si muove dal suo pozzo di radici. O non eri Euridice? Non eri Euridice!

E tu sporco ancora di guerra, Orfeo, come il tuo cavallo, senza la sferza, alza il capo, non trema più la terra: urla d’amore, vinci, se vuoi, il mondo.

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sobre el altiplano. Pero en aquel lugar, yo vi de muchacho arbustos con bayas violáceas, perros de pastor y tenebrosas aves, y caballos, misteriosos animales que marchan con la cabeza alzada tras el hombre. Los vivos han perdido para siempre el camino de los muertos y a un lado se quedan. Ahora es más tremendo este silencio que aquel que divide tu ribera. “Sombras llegaban ligeras”. Y aquí el Olona discurre tranquilo, ni un árbol se mueve de su pozo de raíces. ¿O no eras Eurídice? ¡No eras Eurídice! Eurídice está viva. ¡Eurídice! ¡Eurídice! Y tú, sucio aún de guerra, Orfeo, como tu caballo, sin el látigo, alza la cabeza, no tiembla ya la tierra: aúlla de amor, vence, si quieres, al mundo.

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Al di là delle onde delle colline

N o ibridi emblemi di zodiaco o sillabe e numeri ordinati a riscoprire il mondo. Ma sei stato in prigionia a misurare, con la sabbia e il sangue, i silenzi le voci della morte, al di là delle onde delle colline.

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Más allá de las ondulaciones de las colinas

L a vida no te abandonó por cábalas o híbridos emblemas del zodiaco, por sílabas, y números ordenados para descubrir de nuevo el mundo. Mas estuviste en prisión midiendo, con la arena y la sangre, los silencios, las voces de la muerte, más allá de las ondulaciones de las colinas.

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Auschwitz

L aggiú, ad Auschwitz, lontano dalla Vistola, amore, lungo la pianura nordica, in un campo di morte: fredda, funebre, la pioggia sulla ruggini dei pali e i grovigli di ferro dei recinti: e non albero o uccelli nell’aria grigia o su dal nostro pensiero, ma inerzia e dolore che la memoria lascia al suo silenzio senza ironia o ira. Tu non vuoi elegie, idilli: solo ragioni della nostra sorte, qui, tu, tenera ai contrasti della mente, incerta a una presenza in ogni no che pare una certezza: qui udremo piangere l’angelo il mostro le nostre ore future e in movimento, non in un’immagine di sogni, di possibile pietà. E qui le metamorfosi, qui i miti. Senza nome di simboli o d’un dio, sono cronaca, luoghi della terra,

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Auschwitz

A llá abajo, amor, en Auschwitz, lejos del Vístula, a lo largo de la llanura nórdica, en un campo de muerte: fría, fúnebre, la lluvia sobre la herrumbre de los postes y los revoltijos de alambre de las cercas: ni árboles ni pájaros en el aire gris o en nuestro pensamiento, sino inercia y dolor que la memoria abandona a su silencio sin ironía o ira. Tú no quieres elegías, lirismos: sólo razones de nuestra suerte, aquí, tú, tierna a los obstáculos de la mente, insegura ante una presencia clara de vida. Y la vida está aquí, en cada negación que certeza parece: aquí oiremos llorar al ángel, al monstruo, nuestras horas futuras golpear el más allá, que aquí está, eterno y en movimiento, no en una imagen ensoñada, de posible piedad. Y aquí las metamorfosis, aquí los mitos. Sin nombres de símbolos o de un dios, son crónica, lugares de la tierra,

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sano Auschwitz, amore. Come subito si mutò in fumo d’ombra il caro corpo d’Alfeo e d’Aretusa! Da quell’inferno aperto da una scritta bianca: “Il lavoro vi renderà liberi” uscì continuo il fumo di migliaia di donne spinte fuori all’alba dai canili contro il muro del tiro a segno o soffocate urlando misericordia all’acqua con la bocca di scheletro sotto le docce a gas. Le troverai tu, soldato, nella tua o sei tu pure cenere d’Auschwitz, medaglia di silenzio? Restano lunghe trecce chiuse in urne di vetro ancora strette da amuleti e di sciarpe d’ebrei: sono reliquie d’un tempo di saggezza, di sapienza dell’uomo che si fa misura d’armi, sono i miti, le nostre metamorfosi.

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se mutaron en sombrío humo los amados cuerpos de Alfeo y Aretusa!

con la blanca inscripción “El trabajo os hará libres”, salió con continuidad el humo de miles de mujeres empujadas afuera, al alba de los tugurios contra el muro del tiro al blanco o ahogadas gritando misericordia al agua con sus bocas de esqueleto bajo las duchas de gas. Tú las encontrarás, soldado, en tu historia bajo formas de ríos, de animales, medalla de silencio? Quedan largas trenzas encerradas en urnas de cristal aún ceñidas por amuletos y bufandas de hebreos: son reliquias de un tiempo de sabiduría, de sapiencia del hombre hecho a la medida de las armas, son los mitos, nuestras metamorfosis.

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Sulle distese dove amore e pianto marcirono e pietà, sotto la pioggia, laggiù, batteva un no dentro di noi, un no alla morte, morta ad Auschwitz, per non ripetere, da quella buca di cenere, la morte.

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Sobre los espacios en los que amor y llanto y piedad se marchitaron, bajo la lluvia, allá abajo, se rebelaba un no dentro de nosotros, un no a la muerte, muerta en Auschwitz, para no repetir, desde aquella fosa de cenizas, la muerte.

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Un’anfora di rame

L sulla siepe, il tuo corpetto strappato appena azzurro e nuovo, un dolore al centro del cuore scavato, forse a Lentini vicino la palude di Iacopo notaio d’anguille e d’amori. Che cosa racconta nascosti nel meriggio affamato di frutta dura di semi viola e ocra. I tuoi capelli sulle orecchie in tempesta che non si svegliano ora, capelli d’acquarello, di colore perduto. Un’anfora di rame su una porta luccica di gocce d’acqua

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Un ánfora de cobre

L as púas de las chumberas sobre el seto, tu blusa azul y nueva rasgada apenas, un dolor ahondado en el centro del corazón, acaso en Lentini, cerca del pantano de Iacopo, notario de anguilas la tierra, el silbo de los mirlos escondidos en el hambriento mediodía de una fruta dura de semillas violáceas y ocres. Tus cabellos derramados sobre tus orejas que ahora ya no escuchan, cabellos de acuarela, de color desteñido. Un ánfora de cobre en una puerta brilla con gotas de agua e hilos rojos de hierba.

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Al padre

Dove sull’acque viola e macerie tu vai lungo binari e scambi col tuo berretto di gallo isolano. Il terremoto ribolle e mare avvelenato. Le nostre notti cadono nei carri merci e noi bestiame infantile contiamo sogni polverosi con i morti sfondati dai ferri, mordendo mandorle e mele disseccate a ghirlanda. La scienza del dolore mise verità e lame nei giochi dei bassopiani di malaria

La tua pazienza triste, delicata, ci rubò la paura, fu lezione di giorni uniti alla morte tradita, al vilipendio dei ladroni presi fra i rottami e giustiziati al buio dalla fucileria degli sbarchi, un conto

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Al padre

Donde sobre aguas violáceas se hallaba Mesina, entre cables rotos y escombros, caminas a lo largo de los rieles y agujas con tu gorro de gallo isleño. El terremoto hierve desde hace tres días, es un diciembre de huracanes y mar envenenado. Nuestras noches caen en los vagones de mercancías y nosotros, ganado infantil, contamos sueños polvorientos con los muertos destrozados por los hierros, mordisqueando almendras y ristras de manzanas secas. La ciencia del dolor puso verdad y hojas de cuchillos en los juegos de las llanuras de malaria

Tu paciencia triste, delicada, nos robó el miedo, lección fue en días unidos a la muerte traicionada, el oprobio de los ladrones atrapados entre escombros y ajusticiados en la oscuridad por la fusilería de los desembarcos, cuenta

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di numeri bassi che tornava esatto, concentrico, un bilancio di vita futura. Il tuo berretto di sole andava su e giù nel poco spazio che sempre ti hanno dato. Anche a me misurarono ogni cosa, e ho portato il tuo nome un po’ più in là dell’odio e dell’invidia. Quel rosso sul tuo capo era una mitria, una corona con le ali d’aquila. E ora nell’aquila dei tuoi novant’anni ho voluto parlare con te, coi tuoi segnali di partenza colorati dalla lanterna notturna, e qui da una ruota imperfetta del mondo, su una piena di muri serrati, lontano dai gelsomini d’Arabia dove ancora tu sei, per dirti

cicale del Biviere, agavi, lentischi, come il campiere dice al suo padrone:

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central, un balance de vida futura. Subía y bajaba tu gorro para el sol por el poco espacio que siempre te concedieron. y he llevado tu nombre un poco más allá del odio y de la envidia. Aquel color rojo sobre tu cabeza era una mitra, una corona con alas de águila. Y ahora, en el águila de tus noventa años, he querido hablar contigo, con tus señales de partida coloreadas por el farol nocturno, y aquí desde una rueda imperfecta del mundo, sobre una inundación de muros cerrados, lejos de los jazmines de Arabia, entre los que aún tú estás, para decirte

sólo cigarras del Biviere, ágaves y lentiscos, como el campesino dice a su patrón:

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“Baciamu li mani”. Questo, non altro.

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“Beso sus manos”.* Nada más esto. Oscuramente fuerte es la vida.

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Notizia di cronaca

Claude Vivier e Jacques Sermeus, già compagni d’infanzia d’alti muri a colpi di pistola, senza alcuna ragione uccisero due amanti giovani su un’auto ferma al parco di Saint-Cloud lungo il viale della Felicità sul calar della sera del ventuno dicembre millenovecentocinquantasei. Claude Vivier dice che fu un delitto da pochi soldi e chiede, nero ragno e uccello, prima della ghigliottina la cella di Landru o Weidmann nella prigione di Versailles. I due ragazzi sono intelligenti e duri. È necessario salvare gli stimoli civili, la solitudine allegra della caverna, antichissimi latini. Invidia dell’amore, odio dell’innocenza: formule dell’anima. La speranza ha il cuore sempre stretto

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Noticia de sucesos

Claude Vivier y Jacques Sermeus, en tiempos compañeros de infancia entre los altos muros de un orfanato, fríamente a tiros de pistola, sin razón alguna, mataron a dos amantes jóvenes en un coche estacionado en el parque de Saint-Cloud, en la avenida de la Felicidad, al caer de la tarde, el veintiuno de diciembre de mil novecientos cincuenta y seis. Claude Vivier dice que fue un delito de poco provecho, y pide, negra araña y pájaro, antes de que lo guillotinen la celda de Landrú o Weidmann en la prisión de Versalles. Los dos muchachos son inteligentes y duros. Es necesario salvar los estímulos civiles, la alegre soledad de la caverna, antiquísimos latinos. Envidia del amor, odio a la inocencia: fórmulas del alma. La esperanza tiene siempre el corazón en un puño,

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e di Claude e Jacques ne avremo ancora, se il numero ci sfugge, la chiusura d’oro tra il dare e l’avere dell’uomo.

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y aún tendremos otros Claude, otros Jacques si no llevamos la cuenta, el cierre de oro entre el debe y el haber del hombre.

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Quasi un epigramma

Il contorsionista nel bar, melanconico e zingaro, si alza di colpo da un angolo e invita a un rapido spettacolo. Si toglie la giacca e nel maglione rosso curva la schiena a rovescio e afferra come un cane un fazzoletto sporco con la bocca. Ripete per due volte il ponte scamiciato e poi s’inchina col suo piatto di plastica. Augura con gli occhi di furetto un bel colpo alla Sisal e scompare.

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Casi un epigrama

El contorsionista en el bar, melancólico y bohemio, se levanta de golpe de un rincón y nos brinda un breve espectáculo. Se quita la chaqueta y en jersey rojo arquea la espalda hacia atrás y agarra como un perro un pañuelo sucio con la boca. Por dos veces repite su descamisado puente y luego se inclina con su plato de plástico. Nos desea con ojos de hurón que tengamos fortuna en las quinielas y desaparece. La civilización del átomo se halla en su apogeo.

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I soldati piangono di notte

N il martello del Golgota, l’angelica memoria a schiantare la guerra. I soldati piangono di notte prima di morire, sono forti, cadono ai piedi di parole imparate sotto le armi della vita. Numeri amanti, soldati, anonimi scrosci di lacrime.

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Los soldados lloran de noche

Ni la Cruz ni la infancia bastan, memoria, para desarraigar la guerra. Los soldados lloran de noche antes de morir, son fuertes, caen a los pies de las palabras aprendidas bajo las armas de la vida. Números amantes, soldados, anónimos aguaceros de lágrimas.

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Maratona

Il lamento delle madri a Maratona, il grido delle viscere popolane non fu udito da nessuno. La Grecia era libera. È libera la Grecia. non di sortilegi, qui non cresce tempio si vede l’Eubea. Verme della storia ogni cosa concorda sul terreno, qui la stele e nella terra elmi e spade; anche se Maratona più Maratona, l’uomo della pianura d’Argo vive fra mura come garitte di guardia.

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Maratón

El lamento de las madres en Maratón, el grito de las vísceras del pueblo no fue oído por nadie. Grecia era libre. Es libre Grecia. Maratón es un lugar de soldados no de sortilegios, aquí no se levanta templo ni ara. Su túmulo está intacto, desde arriba se divisa Eubea. El gusano de la historia todo lo reconcilia en el terreno, aquí la estela y en la tierra yelmos y espadas; aunque Maratón ya no sea Maratón, el hombre de la llanura de Argos vive entre muros como garitas de centinela.

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Minotauro a Cnosso

I giovani di Creta avevano vita mugghiava nel Labirinto anche per loro. Sapienza, Arianna, dei sensi di Pasifae che schiumò immagini bestiali col toro scattato come Venere dal mare. Ma l’arte, gli arnesi dell’uomo, i segni

il mostro a Cnosso, e nel mercato d’Hiràklion confuso e sporco d’Oriente alla Grecia di prima della Grecia.

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Minotauro en Cnossos

L os jóvenes de Creta tenían la cintura estrecha y las caderas redondas. El Minotauro Sabiduría, Ariadna, de los sentidos de Pasifae, que espumó imágenes bestiales con el toro brotado como Venus de la mar. Pero el arte, los utensilios del hombre, los signos son vuestros, cretenses, no hay muerte. Mas ya no hay nadie que acuchille al monstruo en Cnossos, y en el mercado de Heraklion, confuso y sucio de Oriente, a la Grecia de antes de Grecia.

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Altra risposta

Ma che volete pidocchi di Cristo? Non accade nulla nel mondo e l’uomo stringe ancora la pioggia nelle sue ali di corvo e grida amore e dissonanza. Per voi non manca sangue dall’eternità. Soltanto la pecora si torse al suo ritorno con la testa brulla e l’occhio di sale. la cronaca ai muri della città d’un arcipelago lontano.

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Otra respuesta

P Nada acaece en el mundo y el hombre abraza aún la lluvia con sus alas de cuervo y grita desarmonía y amor. Para vosotros no falta sangre desde la eternidad. Sólo la oveja se doblegó a su regreso con la cabeza rapada y los ojos de sal. Pero no pasa nada. Y es ya musgo la crónica en los muros de la ciudad

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Varvàra Alexandrovna

Un ramo arido di betulla batte di Mosca. Di notte la Siberia stacca il suo vento lucente sul vetro di schiuma, una trama di corde astratte nella mente. Sono malato: sono io che posso morire da un minuto all’altro; per le stanze del Botkin con le scarpette di feltro e gli occhi frettolosi, infermiera della sorte. Non ho paura della morte come non ho avuto timore della vita. O penso che sia un altro qui disteso. Forse se non ricordo amore, pietà, la terra che sgretola la natura inseparabile, il livido suono della solitudine, posso cadere dalla vita. Scotta la tua mano notturna, Varvàra che stringono per lasciare lunga pace sotto la violenza. Sei la Russia umana del tempo di Tolstoj o di Majakovskij, sei la Russia, non un paesaggio di neve sei una moltitudine di mani che cercano altre mani.

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Varvàra Alexandrovna

Seca rama de abedul golpea con su verdor interno en una ventana giratoria de Moscú. De noche Siberia desata un viento brillante sobre el vidrio de espuma, una trama de abstractas cuerdas en la mente. Estoy enfermo: soy yo quien puede morir en cualquier momento; por las habitaciones del Botkin, con las zapatillas y los ojos presurosos, enfermera de la suerte. A la muerte no tengo miedo como no he tenido temor a la vida. O pienso que es otro el que aquí está tendido. Quizás, si no recuerdo amor, piedad, la tierra que desmorona la inseparable naturaleza, el lívido son de la soledad, puedo desprenderme de la vida. Quema tu mano nocturna, Varvàra los que me aprietan para dejar una gran paz bajo la violencia. Eres la Rusia humana de los tiempos de Tolstoi o Majakovski, eres Rusia, no un paisaje de nieve eres una multitud de manos que buscan otras manos.

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Solo che amore ti colpisca

Non dimenticare che vivi in mezzo agli animali i cavalli i gatti i topi di fogna bruni come la donna di Salomone tremendo campo a bandiere spiegate, non dimenticare il cane dalla lingua e la coda l’usignolo la vipera il fuco. O ti piace pensare che vivi fra uomini puri e donne di virtù che non toccano l’urlo della rana in amore, verde come il più verde ramo del sangue. Gli uccelli ti guardano dagli alberi e le foglie per sempre, la sua reliquia sa di cartilagine bruciata di plastica corrotta; non dimenticare di essere abile animale e sinuoso che violenta torrido e vuole tutto qui sulla terra prima dell’ultimo grido

ricorda che puoi essere l’essere dell’essere solo che amore ti colpisca bene alle viscere.

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Sólo con que amor te hiera

No olvides que vives en medio de los animales, los caballos, los gatos, las ratas de alcantarilla oscuras como la mujer de Salomón, terrible campo con banderas desplegadas; no olvides al perro con su lengua y su cola de armonías de lo irreal, ni al lagarto, al mirlo, al ruiseñor, a la víbora, al abejorro. O te place pensar que vives entre hombres puros y mujeres virtuosas que no sienten el croar de la rana en celo, verde como la más verde rama de la sangre. Los pájaros te contemplan desde los árboles y las hojas no ignoran que la Mente ha muerto para siempre, su reliquia sabe a cartílago quemado o a plástico corroído; no olvides ser sinuoso y hábil animal que ardoroso violenta y todo aquí lo quiere sobre la tierra antes del último grito cuando el cuerpo es cadencia de acartonados recuerdos recuerda que puedes ser el ser del ser sólo con que el amor te hiera feliz en las entrañas.

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Una notte di settembre

“Timor mortis conturbat me”? Un tamburo cavo tonfa nella notte straniera su nodi del sangue. Cadono corvi fra la neve presi da un piombo silenzioso. E di colpo il mio corpo sale su un albero d’arancio a picco non un segno s’incrocia alla resa dello spirito, solo con te ascolti i pensieri lontani, gli ultimi sospesi sotto una volta gotica.

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Una noche de septiembre

Timor mortis conturbat me?*** Hueco tambor resuena sobre los nudos de la sangre. Caen cuervos entre la nieve heridos por un tenue disparo. Y de repente mi cuerpo sube a un naranjo erguido signo alguno impide la entrega del espíritu, a solas escuchas lejanos pensamientos, los últimos en suspenso bajo una bóveda gótica. labras latinas que abren el poema, Timor mortis conturbat me, están tomadas del Responsorium a la Lectio VII del del Misal. La Lectio deriva de Job, 17, versículos 1-15, con el versículo 16, que sigue inmediatamenre al Responsorium Peccantem me quotidie, et non me poenitentem timor mortis conturbat me.

Por cuanto podemos saber, estas palabras del no han sido reproducidas como cita o estribillo en ningún otro poema escocesa, aparecen como título y estribillo en John Lydgate (¿1370?¿1450?) y en William Dunbar (1450-1520). El primer verso del poema de Lydgate que reproduce el citado verso es: “So as I lay this othir night…”, mientras que la poesía de Dunbar se titula tradicionalmente A Lament for the Makeris, y el último verso de cada uno de los cuartetos consiste en las palabras citadas del Responsorium”. [Nota de S. Quasimodo.]

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In che luogo ombre sotterranee? una porta si apre, si ode un piano sul video nella corsia a tende di narcotici. Entra nella mente un dialogo con l’al di là, di sillabe a spirale che avvolgono requiem su curve d’ombra; un sì o un forse involontario. Non devo confessioni alla terra, nemmeno a te morte, oltre la tua porta aperta sul video della vita.

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Se parece a sí misma la muerte: una puerta se abre, se oye un piano en la pantalla en el corredor con cortinas de los narcóticos. Penetra en la mente un diálogo con el más allá, de sílabas en volutas que envuelven requiems sobre curvas de sombra; un sí o un acaso involuntario. No le debo a la tierra confesiones, ni siquiera a ti, muerte, más allá de tu puerta abierta sobre el video de la vida.

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Tollbridge

A un sole di salnitro grigio di maestrale i gabbiani di Tollbridge che ripete schemi di fughe all’aria lanciata sui tralicci sottili. Il Nord salta sulle isole di pietra barbara, istiga i suoi mostri con immagini vere, spreme il succo dei frutteti di mele nel suo lungo giorno notturno. Luce uniforme sui colori delle case di legno Quanto mio futuro posso contare sullo schermo di sigle impassibili, di apparenze! Da questo eterno contaminato, in uno spazio di macigni, di alberi norvegesi, non grido di paura alla natura che precipita mentre cerco un tempo senza forma.

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Tollbridge

A un sol de salitre gris de mistral las gaviotas de Tollbridge que repite proyectos de fugas en el aire que alancea sutiles armaduras. El norte asalta las islas de piedra bárbara, azuza a sus monstruos de los manzanos en su largo día nocturno. Luz uniforme sobre los colores de las casas de madera y los setos de alambre erizados de púas. ¡Cuánto de mi futuro puedo contar sobre la pantalla de siglas impasibles, de apariencias! Desde esta eterna contaminación, en un espacio de peñascales, de árboles noruegos, no grito de miedo a la naturaleza que se precipita mientras busco un tiempo sin forma.

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La chiesa dei negri ad Harlem

La chiesa dei negri ad Harlem un atelier. Si entra come per comprare un feticcio o un ricordo sacro. Il luogo ha un altare decorato come certi dolci del Sud, con rotonde macchie rosse, azzurre, gialle. Il sacerdote prega in silenzio con gli occhi bianchi le ragazze di pelle nera che cadranno in trance nell’angoscia del Dio cristiano. Una, due, a dirupo, si versano a est e a ovest, armate della loro anima staccata. Le ossesse cantano, Dio le guarda da nubi barocche nell’odore di candele umane accese da speranze e da dolore.

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La iglesia de los negros en Harlem

La iglesia de los negros en Harlem está en el primer piso de una casa y parece un atelier. Se entra como para comprar un fetiche o un recuerdo sagrado. El lugar tiene un altar decorado como ciertos dulces del Sur, con redondas manchas rojas, azules y amarillas. El sacerdote ruega en silencio con los ojos blancos a las muchachas de piel negra que entrarán en trance en la angustia de un Dios cristiano. Una, dos, salvajemente, se arrojan hacia el este y el oeste, sostenidas por su alma enajenada. Las obsesas cantan, Dios las mira desde nubes barrocas en el olor de velas humanas encendidas de esperanza y dolor.

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Capo Caliakra

L ungo la Dobrugia bulgara su strade d’argilla e spacchi stretti di rocce vicino alla torre di un faro militare, sprofonda il granito di Caliakra. Le forme nascono dall’acqua a mezzelune turchine. Guizzano le foche, si rovesciano scompaiono a onde nella schiuma di un mondo di razze perdute di marinai e corsari. Qui usare la mente al di là del paesaggio feroce, udire il rumore d’una pompa ad acqua

d’una rima, estranei alla lanterna che comincia le sue prove di debole fuoco. dei giochi della natura, degli equilibri, delle leggi. Nemmeno tu Caliakra, strapiombo di gabbiani, di foche offerte alla costa alta.

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Cabo Caliakra

A lo largo de la Dobrugia búlgara sobre calles de arcilla y estrechas hendiduras de rocas al lado de la torre de un faro militar, se desploma el granito de Caliakra. Las formas nacen del agua como medias lunas turquesas. Se escabullen las focas, se revuelven, desaparecen a oleadas en la espuma que hierve. No atiendo a leyendas ni a mitos de un mundo de razas perdidas de marineros y corsarios. Aquí hacer uso de la mente más allá del paisaje feroz, oír el rumor de una bomba de agua cortada por el viento, rechazar la disonancia de una rima, ajenos al farol El tiempo no ha acabado, nadie me habla de los juegos de la naturaleza, de los equilibrios, de las leyes. Ni siquiera tú, Caliakra, acantilado de gaviotas, de focas entregadas a la alta costa.

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Il silenzio non m’inganna

Distorto il battito della campana di San Simpliciano Il suono non ha eco, prende un cerchio trasparente, mi ricorda il mio nome. Scrivo parole e analogie, tento di tracciare un rapporto possibile e non potrà contenermi che in parte. Il silenzio non m’inganna, la formula e se non fosse per te, amore, il futuro avrebbe già quell’eco che non voglio ascoltare e che vibra sicuro come un insetto della terra.

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El silencio no me engaña

El temblor indirecto de la campana de San Simpliciano se concentra en los cristales de mi ventana. El sonido no tiene eco, forma un círculo transparente, me recuerda mi nombre. Escribo palabras y analogías, intento diseñar la posible relación entre vida y muerte. El presente está fuera de mí y sólo en parte podrá asumirse. El silencio no me engaña, la fórmula es abstracta. Cuanto debe venir, aquí está, y de no ser por ti, amor, ya tendría el futuro ese eco que no deseo escuchar y que vibra seguro como insecto en la tierra.

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Poesia d’amore

Il vento vacilla esaltato e porta foglie sugli alberi del Parco, alle mura del Castello, i barconi

che torna dal gelo come un altro, procede, vuole. Ma ci sei tu e non hai limiti: violenta allora l’immobile morte e prepara il nostro letto di vivi.

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Poema de amor

E hojas sobre los árboles del Parque, ya está la hierba en torno de las murallas del Castillo, las barcazas de arena discurren por el Naviglio Grande. Irritante, desquiciado, es un día que regresa del hielo como otro cualquiera, prosigue, anhela. Pero estás tú y no tienes límites: fuerza entonces a la muerte inmóvil y dispón nuestro lecho de vivos.

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Ospedale di Sesto S. Giovanni novembre 1965

L invito i pioppi e i platani del parco, alberi di foglie cadute, non gialle, quasi bianche. Le monache irlandesi non parlano mai di morte, sembrano mosse dal vento, non si meravigliano di essere giovani e gentili: un voto che si libera nelle preghiere aspre. Mi sembra di essere un emigrante che veglia chiuso nelle sue coperte, tranquillo, per terra. Forse muoio sempre. Ma ascolto volentieri le parole della vita che non ho mai inteso, mi fermo su lunghe ipotesi. Certo non potrò sfuggire, sarò fedele alla vita e alla morte nel corpo e nello spirito in ogni direzione prevista, visibile. A intervalli qualcosa mi supera leggera, un tempo paziente, l’assurda differenza che corre tra la morte e l’illusione del battere del cuore.

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Hospital de Sesto S. Giovanni, noviembre 1965

Mi sombra está sobre otra pared invito a los álamos y a los plátanos del parque, árboles de hojas caídas, no amarillas, casi blancas. Las monjas irlandesas nunca hablan de muerte, parecen movidas por el viento, ni se maravillan de ser jóvenes y amables: un voto que se libera en acerbas plegarias. Me parece que soy un emigrante que vela cubierto por sus mantas, tranquilo, en el suelo. Acaso muero siempre. Mas de buena gana escucho palabras de la vida que nunca he comprendido, me demoro

en cuerpo y en espíritu en cualquier dirección prevista, visible. A intervalos algo me salva ligero, un tiempo apacible, entre la muerte y la ilusión del corazón que late.

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Índice

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Y de pronto amanece

11

Plegaria

La preghiera 12/13 La plegaria L’elegia dello sperduto Eliosismo 16/17 Heliosis La lussuria 18/19 La lujuria Il rogo 24/25 La hoguera Le timide madonne 34/35 Las tímidas vírgenes Il viticcio 36/37 El zarcillo La fonte 38/39 La fuente Vestire Gesù 40/41 Vestir a Jesús Èremi 42/43 Yermos Camminare 44/45 Caminar Adolescenza 46/47 Adolescencia Ed è subito sera 48/49 Y de pronto anochece Angeli 50/51 Ángeles I morti 52/53 Los muertos Vicolo 54/55 Callejón Rifugio d’ucelli notturni 56/57 Refugio de aves nocturnas Òboe sommerso 58/59 Oboe sumergido Parola 60/61 Palabra Fatta buio ed altezza 62/63 Hecha de oscuridad y elevación 64/65 Con el frescor de ríos soñadores Al tuo lume naufrago 66/67 Bajo tu luz náufrago Piazza Fontana 70/71 Plaza Fontana Dalla rocca di Bergamo Alta 74/75 Desde la fortaleza de Bergamo Alta

S’ode ancora il mare 76/77 Aún se oye la mar Uomo del mio tempo 78/79 Hombre de mi tiempo Dialogo 80/81 Diálogo Al di là delle onde delle colline 84/85 Más allá de las ondulaciones de las colinas Auschwitz 86/87 Auschwitz Un’anfora di rame 92/93 Un ánfora de cobre Al padre 94/95 Al padre Notizia di cronaca 100/101 Noticia de sucesos Quasi un epigramma 104/105 Casi un epigrama I soldati piangono di notte 106/107 Los soldados lloran de noche Maratona 108/109 Maratón Minotauro a Cnosso 110/111 Minotauro en Cnossos Altra risposta 112/113 Otra respuesta Varvàra Alexandrovna Solo che amore ti colpisca 116/117 Sólo con que amor te hiera Una notte di settembre 118/119 Una noche de septiembre Tollbridge 122/123 Tollbridge La chiesa dei negri ad Harlem 124/125 La iglesia de los negros en Harlem Capo Caliakra 126/127 Cabo Caliakra Il silenzio non m’inganna 128/129 El silencio no me engaña Poesia d’amore 130/131 Poema de amor a los álamos

Esta obra se terminó de imprimir en abril de 2015. En la composición se utilizaron tipos Baskerville de 8, 9, 10, 11 y 18 puntos. La edición consta de 2000 ejemplares impresos en papel cultural de 90 gramos.

El oro de los tigres I G. K. CHESTERTON

Lepanto ANNE HÉBERT

La alcoba cerrada PHILIPPE JACCOTTET

Cantos de abajo

Muere mi madre A DONIS

Rey de los vientos W ALLACE S TEVENS

Cuatro poemas C ZESLAW M ILOSZ

Un libro de cosas luminosas

El oro de los tigres II C ATULO

Poemas a Lesbia G OTTFRIED B ENN

Morgue y otros poemas expresionistas E UGÈNE G UILLEVIC

Ella G EO B OGZA

Orión F ERREIRA G ULLAR

Poema sucio B ERNARD N OE L

El rumor del aire N UNO J ÚDICE

El misterio de la belleza

El oro de los tigres III J OHN D ONNE

Poesía erótica. Canciones y sonetos C ONSTANTINO C AVAFIS

Una noche M ARINA T SVIETÁIEVA

Poemas sueltos Lê DO I VO

Una antología de una antología personal S YLVIA P LATH

Tulipanes F RANC D UCROS

Aquí compartido

El oro de los tigres IV V ICTOR H UGO

Dios

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